Las redes corporativas se ven actualmente sometidas a grandes presiones, debido al creciente número de dispositivos conectados y al incremento exponencial en el volumen de datos que transportan. Prácticamente todo, desde una cámara de seguridad hasta una tableta, pasando por servidores y dispositivos de almacenamiento, está conectado a la red, emitiendo y recibiendo datos las 24 horas del día. De estos datos dependen, en gran medida la continuidad y la reputación del negocio y, por ello, resulta imperativo garantizar su disponibilidad y seguridad.